Cada vez más, oigo a mi alrededor el viejo aforismo: “que hablen de ti, aunque sea para mal” y se está convirtiendo en una especie de mantra que se repite y repite y que muchas personas públicas, entidades y marcas están empezando a aplicar con excesiva ligereza.

Aunque sea para mal… ante la irrupción de los nuevos medios y de afortunadas o desafortunadas estrategias virales, habría que empezar a poner en valor una nueva derivada que es la relevancia de imagen (sea relevancia de marca, personalidad…)

La relevancia es uno de los atributos de marca que empieza a ganar importancia en relación directamente proporcional a la importancia que gana la  estrategia de generación de contenidos.

Si eres relevante, lo que tu digas, hagas, transmitas será relevante. Si no lo eres unos pocos incondicionales agradecerán tu esfuerzo e incluso algún relevante se aprovechara de él. Pero poco alcance más tendrá tu estrategia…

Dentro de la derivada de la relevancia hay un factor que los voceros del “aunque sea para mal” no están teniendo en cuenta; la relevancia positiva y negativa. Os propongo un pequeño juego de identificación gráfica.

Creo que si dibujo un pequeño rectángulo negro y justo encima de él, esbozo una nariz, automáticamente el 99% de nosotros habremos compuesto la imagen del más funesto dictador de todas las épocas; Adolf Hitler.

Esto demuestra que la relevancia de este personaje es máxima, pero dudo mucho que salvo los fanáticos de su ideología y algún despistado, ninguno queramos ni de lejos , vincularnos a la imagen, ideología, acciones o cualquier cosa que tenga que ver mínimamente con dicho personaje. Es decir una imagen clara, un poder iconográfico indiscutible, pero una relevancia estéril puesto que se ha conseguido del modo más funesto posible.

Si por el contrario, dibujo una barba y encima unas gafas redondas, muchos veremos la imagen de Steve Jobs. Una de las personas que más ha influido en los últimos tiempos en nuestra vida diaria.  El “inventó” un nuevo marco en el que nuestro día a día, nuestras relaciones  e incluso nuestra forma de percibir la realidad iban a dar un cambio drástico.

Otra imagen potente, otro gran poder iconográfico, pero en este caso, muchos millones de nosotros nos vinculamos de forma voluntaria y notoria, dejando que su relevancia sea cada vez más potente, aunque de una forma totalmente positiva (seamos fanáticos de apple, o contrarios a la manzana la relevancia y la importancia del Sr. Jobs están fuera de toda duda).

Con nuestra imagen y nuestra marca puede ocurrir los mismo. Si no nos esforzamos en crear una relevancia positiva y caemos en la tentación del giro fácil, la creatividad ruidosa y gratuita corremos el riesgo que nuestros clientes, presentes y futuros corran, pero en la dirección contraria en la que estamos.

Seamos relevantes, pero siempre “en poshsshhitvhhho”.

Los muchas veces menospreciados garabatos o bocetos son imprescindibles a la hora de empezar a trabajar tanto en una estrategia de marketing, de branding, o sobre una creatividad, una idea o el comienzo de un diseño.

El acto de parar y pensar antes, o incluso durante, de ponerte delante de la máquina… aclara, relaja, y centra, y al final llegas al clímax cuando esas líneas emborronadas, imperfectas, irregulares e inacabadas son transformadas en algo serio y sólido. Dejas fluir tus pensamientos con libertad, te ayudan a mantenerte inspirado. Es como mitad calmante y mitad estimulante, es la única forma de plasmar algo auténtico, puro, sin artificios tecnológicos.

Un universo infinito de fantasía imposible muchas veces de alcanzar por medio de la fría tecnología, ¡pero ojo!, sin menospreciarla, ¿ehhh?, que sin ella… ¡que sería de nosotros!

En este collage hacemos un homenaje a nuestros queridos garabatos de conocidos artistas. Todo un espectáculo visual.

Aquí os mostramos un claro ejemplo de nuestro proceso creativo, empezando por unas líneas concéntricas, que tenían que transmitir innovación, movimiento, energía, vibración… y este fue el resultado.

Fdo: Sara López